Monasterio de la Cartuja, ejemplo de arquitectura barroca, cuya construcción comenzó en 1516 continuando durante los siguientes trescientos años.
Origen del Monasterio de la Cartuja
El Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción “La Cartuja” remonta su historia a una época anterior a la conquista.
En 1459, el Monasterio de Santa María de El Paular acordó la fundación de otro convento sin saber dónde. Fue en 1513 cuando Don Gonzalo Fernández de Córdoba decide fundarlo en una de sus almunias en Granada, concretamente en el Pago de Aynadamar.
Después de varios desacuerdos, fue en 1516 cuando finalmente se determinó la mudanza dentro de la misma finca con una duración de tres siglos, pero sin ayuda de los Fernández de Córdoba.
Lo que hoy se conserva es una parte exigua compuesta por la iglesia, el antiguo claustrillo y las dependencias comunes.
Vida en el Monasterio Nuestra Señora de la Asunción “La Cartuja”
El Monasterio albergaba una comunidad de monjes y laicos, los cuales habían hecho voto de silencio. Su día a día se basaba en rezar, meditar, estudiar, trabajar e, incluso, elaborar rosarios de pétalos.
Los monjes tenían permiso para salir tres o cuatro veces al año, mientras que los laicos podían una vez a la semana.
La dieta que regían se basaba en no comer carne y los viernes alimentarse de pan y agua. Por lo general, comían en sus celdas, exceptuando domingos y festivos, donde el banquete se realizaba en el Refectorio.
Arquitectura y edificación del Monasterio Nuestra Señora de la Asunción “La Cartuja”
Se accede a través de una portada de estilo plateresco, realizada por Juan García de Pradas en el S XVI. La portada está formada por un arco de medio punto, donde alberga una hornacina con una imagen de la Virgen. Un gran patio de empedrado granadino se encuentra en su interior con una amplia escalinata que nos lleva a la entrada de la iglesia.
La iglesia cuenta con tres puertas de acceso, una dedicada para los fieles y las otras dos para los monjes y los legos, las cuales comunican con el claustrillo. La puerta situada en los pies tiene una portada de estilo neoclásico, con un arco de medio punto, enmarcado por columnas jónicas y sobre el entablamento una hornacina con una imagen de San Bruno.
Planta de una sola nave divida en cuatro tramos con elementos como el retablo que separa el coro de legos del de los monjes. En la nave destacan los retablos de Sánchez Cotán, el Descanso en la Huida a Egipto y Bautismo de Cristo del S. XVII.
El yeso fue el material utilizado para hornacinas, esculturas y arcos de los lienzos que tratan sobre la vida de la Virgen realizados por Pedro Atanasio Bocanegra.
Cubierto con bóveda elíptica, en el Presbiterio destaca el altar mayor. Un altar-baldaquino de madera dorada que deja transparentar el gran cristal, que dentro de un arco de medio punto separa el presbiterio del Sancta Sanctorum. El Sagrario o Sancta Sanctorum y el balquino fueron obra del maestro del barroco andaluz Francisco Hurtado, acogiendo este último una asunción del escultor José de Mora.
La cúpula que acoge este conjunto fue decorada con pintura al fresco por el cordobés Antonio Palomino. Representa el triunfo de la Iglesia Militante, de la Fe y de la vida religiosa. En los intercoluminios que soportan los arcos aparecen esculturas de San José, San Bruno, San Juan Bautista y la Magdalena.
A ambos lados del Sagrario se encuentran dos capillas decoradas con retablos barrocos con obras de Duque Cornejo y Sánchez Cotán.
La sacristía se encuentra a la izquierda del Presbiterio con una planta rectangular dividida en cuatro tramos cubiertos con bóvedas de medio punto los tres primeros y elíptico el último.
Por otro lado, el claustrillo fue trazado al parecer por Fray Alonso de Ledesma, accediendo a él a través de una puerta situada a la derecha de la entrada a la iglesia.
El patio está compuesto por una fuente en el centro. En el se abren galerías de arcos de medio punto sobre columnas de capitel dórico y se distribuyen las distintas dependencias del monasterio.
El Refectorio, el comedor de los frailes, es de planta rectangular y está cubierto con bóvedas ojivales, colgando de sus muros lienzos realizados por Sánchez Cotán sobre el origen y el comienzo de la Orden Cartujana. Una cruz en trampantojo preside el testero, junto con un lienzo de la Santa Cena. Comunicando con este, se encuentra la Sala de Profundis, con un pequeño retablo con un lienzo de San Pedro y San Pablo. En ella los frailes hacían penitencia.
Por último, la Sala Capitular de Legos es la más antigua de todo el monasterio con una planta rectangular y cubierta por bóveda de crucería. En ella se encuentran lienzos con temas de la vida de los Cartujos por Vicente Carducho.
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